El Presidente electo de EE.UU., Joe Biden, ya ha nombrado a gran parte de la que será su administración, destacando dos atributos en sus elegidos: su diversidad y su experiencia en el servicio público. Pero más allá de lo que el propio demócrata quiere resaltar, su equipo también está marcado por otras características. La mayoría son exfuncionarios con un perfil técnico de la administración de Barack Obama (2009-2017), y con lazos personales con Biden, quien entonces era vicepresidente. Además, algunos tienen vínculos controvertidos con una empresa consultora.

La coincidencia con el gobierno de Obama quedó reforzada en los últimos nombramientos del jueves. Entre ellos figura Denis McDonough, jefe de gabinete del expresidente, quien será nominado a secretario de Asuntos de Veteranos, y Susan Rice, la exasesora de seguridad nacional de Obama, que será directora del Consejo de Política Interior.

Eso se suma a la gran mayoría de los nombramientos hasta la fecha. Uno de los casos más llamativos es el del exsecretario de Estado de Obama, John Kerry, quien ostentará un cargo nuevo, el de enviado especial del Clima. Algunos de los nombrados incluso repetirán su puesto si son confirmados por el Senado, como el exsecretario de Agricultura, Tom Vilsack, y el excirujano general Vivek Murthy.

En varias designaciones también se repite el patrón de personas que han trabajado directamente con Biden. Por ejemplo, el nominado a secretario de Estado, Antony Blinken, y el designado para jefe de gabinete Ron Klain trabajaron con él desde que era senador y luego en la vicepresidencia. Y Jake Sullivan, próximo asesor de seguridad nacional, también sirvió a Biden en la Casa Blanca.

Varios de los funcionarios, cuyas designaciones están marcando hitos que le permiten a Biden afirmar que su gobierno es diverso, también están vinculados al gobierno pasado. Janet Yellen, que de ser confirmada sería la primera mujer secretaria del Tesoro, fue presidenta de la Reserva Federal tras ser propuesta por Obama. Y Avril Haines, que sería la primera mujer directora de Inteligencia Nacional, fue subdirectora de la CIA en esa administración. En tanto, el general (r) Lloyd Austin, que sería el primer afroamericano a la cabeza del Pentágono, dirigió las tropas estadounidenses en Irak cuando Biden fue vicepresidente; y Alejandro Mayorkas, que sería el primer latino como titular del Departamento de Seguridad Nacional, fue entonces subsecretario de esa misma cartera.

“Las personas elegidas para el gabinete de un Presidente a menudo forman parte de la administración anterior del mismo partido”, dice Elaine Kamarck, experta de Brookings Institution y exfuncionaria en la Casa Blanca de Bill Clinton (1993-2001). “El gabinete de Biden tiene mucha experiencia, esa es la característica más común”, añade.

Biden ha destacado justamente ese atributo para enfrentar la crisis del coronavirus. Pero The Associated Press recuerda que la decisión puede ser un arma de doble filo después de que el Presidente saliente Donald Trump lograra caricaturizar al establishment como “el pantano” de Washington.

“Este es un gabinete bastante estándar”, dice Mark Jones, politólogo de la Universidad de Rice. “Va a modificar el statu quo en vez de intentar cambiarlo drásticamente. Esto ha enfurecido a muchos en el ala progresista del Partido Demócrata”, agrega.

Otra cualidad de los nombramientos, destaca Politico, es que Biden está privilegiando a funcionarios leales de perfil tecnócrata y no político, excluyendo, por ejemplo, a sus rivales en las primarias demócratas. La decisión, dice el medio, le daría una ventaja a una futura candidatura de la vicepresidenta electa, Kamala Harris, elegida ayer con Biden como la Persona del Año por la revista Time (ver foto).

Pero más allá de las decisiones políticas, el aspecto que aparece como más controvertido en el equipo de Biden es el vínculo de algunos de sus miembros con el lobby de Washington. Particularmente a la consultora WestExec Advisors y al fondo de inversión Pine Island Capital Partners, dos empresas que según The New York Times son ejemplos de cómo exfuncionarios aprovechan su experiencia y conexiones a favor de otros intereses.

Entre los fundadores de WestExec, que asesora a empresas en asuntos políticos, está Blinken, mientras que Haines y Jen Psaki, futura secretaria de Prensa de la Casa Blanca, trabajaron ahí.

Por otro lado, según el Center for Responsive Politics, Blinken y Austin fueron “socios de DC” para Pine Island Capital Partners, enfocada en inversiones en compañías militares. Según la ONG, asesoraron a la firma junto a legisladores que se convirtieron en lobbistas y su posición plantea cuestionamientos.

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