Regalo en tu cumpleaños
un ramo con flores de la luna,
de madrigales altos como rocas
que entre médanos aislados
abren mis manos, exaltadas,
sublimes de amor, embelesadas.
Envío, además, lo atesorado:
El lago dormido de los sueños,
La dulce creciente del poema,
Un abrazo, un beso, ilusionados;
Encajes de oro y plata, tan sutiles,
y una grácil canción de cortesía.
¡Ah! Perdón, ya me olvidaba,
concedo también mi fantasía…
Y un agosto futuro, sólo tuyo.
Víctor José Piccotte-