Algo se escapa
entre el día y la noche.
Se oscurecen los soles
en la cima del tiempo.
Horas sin tregua
mortifican la carne,
nevadas roedoras
congelan
el caudal de las arterias.
Pies presurosos
con paso decidido,
saltean los escombros olvidados.
Ni luces,
ni negro,
sólo rostros difusos
entre el día y la noche.
Ni luces,
ni negro.
Ocre.
Simplemente…ocre.
Alicia Borgogno-